
Desde hace más de cuatro siglos y medio, el valle de Cañete, antiguamente denominado “Huarcu”, por su proximidad a Lima Metrópoli ya era visitado, admirado y difundido no solamente por su acogedor paisaje, complejos arqueológicos y posteriormente su arquitectura colonial.
Trascurrido los años, a comienzos de nuestra independencia impresionando a insignes personajes políticos, científicos, escritores y poetas que se afincaron en tierras cañetanas alzaban con cariño y admiración expresivas frases como la del sabio Hipólito Unanue cuando decía “¡Tú eres mi asilo, dulce y tranquila soledad de Cañete!”. Otros personajes de aquellos tiempos como Bernardo O’Higgins; en su residencia hacienda Montalván, manifestaba: “La temperatura de este valle, es muy delicioso y saludable, y puede llamarse con justicia el potrero de los enfermos, de los convalecientes y de los viejos”. Y muchos más personajes.
Como condensación de este legado de privilegio telúrico y valorando su exuberante riqueza de todo nuestro suelo patrio, el sabio don ANTONIO RAYMONDI proyectándose a la juventud decía “Jóvenes peruanos, dad tregua a la política y consagraos a hacer conocer vuestro país y los inmensos recursos que tiene”. Al referirnos a la “MADRE TIERRA”, ósea a la “PACHA MAMA” incaica, es oportuna resaltar el apego, la dedicación y tradición agrícola de nuestros mayores cañetanos. La esencia del pensador JOSE MARTI cuando decía: “La tierra es la gran madre de la fortuna. Labrarla es ir directamente a ella y toda la riqueza que tiene Cañete”.
Acogiendo las sabias enseñanzas expuestas es menester que, mostrar en forma didáctica al mundo y a nuestros compatriotas visitantes lo que fueron e hicieron en nuestros antepasados, lo que aun tenemos y lo que podemos ser, es misión ineludible de todos quienes viajamos por el camino de la vida abriendo brechas en la senda del progreso y desarrollo de Cañete ahora admiramos con el respeto ahora podemos admirar y valorar lo que nos dejaron nuestros antecesores.